Mindfulness en el deporte: ¿El camino al flow?

Lic. Carlos Giesenow

Es desconcertante, la tenista repite mil veces los golpes y parece no aprender, horas y horas de entrenamiento sin mejorar, ella se frustra, su entrenador se enoja, el equipo de trabajo duda. Tiene un plan bien diseñado y llevado adelante, pero no hay progreso acorde al tiempo y esfuerzo empleado.

Al nadador antes de su carrera lo consumen los nervios, la cabeza le da mil vueltas, piensa en las consecuencias de fracasar y las veces que lo ha hecho mal en el pasado. Está preocupado, tenso, intenta combatir esos pensamientos. Ante la señal, parte demorado, nada con un ritmo forzado, está lejos de fluir sobre el agua y queda lejos de la marca que necesitaba para clasificar al Nacional.

Estas dos situaciones tienen al menos un punto en común, si bien cada deportista está físicamente en su entrenamiento y en su carrera, quizá su mente está en otro lado, en otras responsabilidades o intereses, en el futuro (en las consecuencias de un mal resultado), en las presiones, en lo que “debería” hacer, en lo que no le sale… No están con la mente plenamente puesta en lo que están haciendo, en cada golpe, en cada brazada, no están realmente presentes.

 

mindfulness

En pocas palabras, mindfulness significa prestar atención de un modo particular, a propósito, en el momento presente, y sin juzgar. Esta definición de Kabat-Zinn (1994), en realidad, apenas empieza a abrir las puertas de lo que significa este concepto, cuya palabra que lo define no termina de tener una traducción al castellano que la represente adecuadamente, aunque se suelen usar algunas como conciencia plena, atención plena o presencia mental. Mindfulness es estar plenamente “aquí”, con la mente presente de manera completa, con un tipo de atención que nos permite relacionarnos de forma directa con lo que está ocurriendo en nuestras vidas en este momento, en este lugar, sin filtros y sin el lente de los juicios.

La práctica de mindfulness tiene sus raíces en tradiciones asiáticas de meditación budista, esta práctica ayuda a dirigir la atención hacia la experiencia presente tomando conciencia momento a momento. Los ejercicios de meditación alientan a las personas a cultivar una toma de conciencia, sin juzgamientos, de sus experiencias internas que están ocurriendo a cada instante, tales como sensaciones corporales, pensamientos y emociones, como así también de estímulos ambientales como imágenes y sonidos. Apunta a notar las sensaciones que experimentamos y nuestras respuestas a esas sensaciones, observando a la mente deambular, irse, y la manera en que la traemos de vuelta. Se suele comentar que es una práctica “simple pero no sencilla”, es decir, fácil de entender en sus conceptos y ejercicios, pero que cuando uno se sumerge en ella descubre lo poco disciplinado que es para sostener el foco de la atención, la tendencia de la mente para aferrarse al pasado o irse a lo que está por venir, y lo poco que está realmente en el presente. Debido a esta tendencia de la mente a vagar solemos funcionar en piloto automático, con la cabeza en cualquier lado salvo en lo que estamos haciendo.

 

aplicaciones

Investigadores occidentales han introducido la práctica de mindfulness en programas de tratamiento de salud mental, independizándola de las tradiciones culturales o contenido religioso de origen. Actualmente las aplicaciones han apuntado a prácticamente todos los campos de la psicología y el desarrollo humano. Se ha empleado en el tratamiento de dolor crónico, ansiedad, trastornos del estado de ánimo (como depresión), trastorno de estrés post-traumático, trastornos psicóticos, trastorno límite de la personalidad, desórdenes de alimentación, rehabilitación de adicciones, así como en centros penitenciarios, escuelas, ámbito laboral, e incluso con personal militar, para nombras algunas aplicaciones.

La práctica de mindfulness ha mostrado amplios beneficios que se pueden ordenar en tres dimensiones: emocional/afectiva, interpersonal e intrapersonal. La dimensión afectiva incluye beneficios en regulación emocional, menor reactividad y mayor flexibilidad. Los beneficios interpersonales incluyen mejora de las relaciones mediante el aumento de la empatía y la compasión. Los beneficios intrapersonales incluyen mejora en la función del sistema inmunológico, mejora del bienestar, reducción de trastornos psicológicos, aumento de la velocidad de procesamiento de información, disminución del esfuerzo para completar tareas, menos distracciones mentales, reducciones del estrés cognitivo y de la activación producto del estrés, aumento de los estados de ánimo positivos y factores hormonales. Incluso se han encontrado cambios neurológicos vía la neuroplasticidad (la alteración física de la estructura cerebral y de su funcionamiento) e investigaciones genéticas han evidenciado unos sorprendentes hallazgos en relación al mantenimiento de los telómeros (los extremos que protegen a los cromosomas).

Jon Kabat-Zinn es un científico (obtuvo su doctorado en biología molecular), escritor y profesor de meditación que ha buscado la integración de sus estudios zen y práctica de yoga con la medicina occidental, y es uno de los referentes e impulsores principales de esta práctica. A partir de ello ha dedicado su investigación a las aplicaciones clínicas del entrenamiento en meditación mindfulness particularmente en el tratamiento del dolor crónico, el estrés y la enfermedad. Probablemente la propuesta más difundida de mindfulness relacionado con la salud sea el programa de Reducción de Estrés Basado en Mindfulness (MBSR, por sus siglas en inglés) que él ha desarrollado. También ha llevado las aplicaciones a otros ámbitos. De hecho, el trabajo que probablemente sea el primer reporte de la aplicación de este enfoque en el deporte es de su autoría. En el Congreso Internacional de Medicina del Deporte de 1985,  junto a Beall y Rippe presentaron su trabajo con remeros universitarios y olímpicos de Estados Unidos (haciendo énfasis en la focalización en la respiración y dejar ir pensamientos de dolor y malestar).

 

mindfulness y deporte

Igualmente, la aplicación de mindfulness en el deporte aún es bastante novedosa, si bien también se podría señalar que sigue muchos de los lineamientos del juego interior ya planteados en los setentas por Timothy Gallwey. Una muestra de lo incipiente de su desarrollo es que una búsqueda en las páginas web de las dos revistas con referato dedicadas a la Psicología del deporte de mayor índice de impacto entre las revistas españolas de Ciencias Sociales y Jurídicas arrojó un solo resultado. Tampoco se incluyó entre las categorías temáticas en el 13° Congreso Mundial de Psicología del Deporte de la Sociedad Internacional de Psicología del Deporte (ISSP) celebrado en China durante julio de 2013 aunque en el programa hubo tres presentaciones con la palabra mindfulness en su título (dos en simposios y un póster) entre más de 700 trabajos. Incluso en inglés la bibliografía todavía no es demasiado extensa aunque las investigaciones y aplicaciones van aumentando su ritmo de aparición.

Dentro de la literatura, Frank Gardner y Zella Moore ocupan un lugar de referencia con su libro de 2007 (The Psychology of Enhancing Human Performance), en el cual combinando componentes específicos y relevantes de intervenciones basadas en mindfulness y aceptación, desarrollan el enfoque llamado Mindfulness-Aceptación-Compromiso, con un protocolo manualizado que enfatiza la atención sin juzgar.

Este aporte (que se encuadra dentro de la llamada Tercera generación de Terapias Cognitivo-Conductuales) ofrece una alternativa a la técnicas cognitivas frecuentemente empleadas por psicólogos del deporte (basadas en  enfoques más clásicos de segunda ola). En los enfoques de mindfulness y aceptación es central la toma de conciencia, pero no para controlar o cambiar los contenidos cognitivos, sino que el objetivo es enseñar a los atletas a aceptar sus cogniciones, emociones y sensaciones, y comprometerse con la acción, en lugar de luchar contra los pensamientos negativos y las emociones displacenteras (buscando modificarlas o suprimirlas). Es una evolución en cuanto a los principios ya que no se busca controlar el estado interior o juzgarlo como “bueno” o “malo”, sino que se pone el énfasis en la toma de conciencia objetiva y la aceptación de la experiencia de las ocurrencias externas e internas.

Entre los beneficios que las investigaciones con deportistas han evidenciado se incluyen reducciones en ansiedad, preocupación, evitación, juzgarse a sí mismo, así como posibilidades de aumentar la intensidad del entrenamiento, el disfrute y el deseo de participar en su deporte, la aceptación de pensamientos positivos, y mejorías en el rendimiento. Asimismo, también ha mostrado proveer mayor conciencia de señales externas, internas y kinestésicas durante la práctica deportiva, por ende, trayendo mejoras en la concentración y colaborando con la prevención de lesiones. Aunque la relajación no es una meta de las intervenciones basadas en mindfulness (porque apuntan simplemente a tomar conciencia), muchas personas experimentan relajación y otras consecuencias emocionales positivas como resultado de su práctica. Como mindfulness también se ha asociado a la suspensión del ego, se puede pensar que alienta una orientación hacia la maestría, enfocado en la tarea y no tanto en el resultado típico de la orientación al ego. Como una evidencia más anecdótica que científica, también se puede señalar que Phil Jackson en su libro Canastas sagradas provee una especie de estudio de caso de los beneficios a la dinámica interpersonal que mindfulness puede traer y se explaya bastante más respecto a cómo ha implementado principios de esta práctica en los equipos que ha dirigido en el más reciente Eleven Rings.

Mindfulness también parece estar íntimamente emparentado con el concepto de flow, ambos comparten un foco en la experiencia presente, frecuentemente asociadas con sensaciones de calma, control y unidad cuerpo-mente. Esto sugiere que la práctica de mindfulness podría tornar al deportista más propenso a experimentar flow y, por ende, rendimiento máximo. Varias investigaciones apuntan en ese sentido, llegando Kee y Wang (2008) a señalar que los deportistas que tienden a ser más mindful son los que más probablemente experimenten flow.

 

conclusión

Este artículo pretende ser una introducción a la temática y está lejos de cubrir la riqueza de posibilidades que puede ofrecer la relación entre mindfulness y deporte. Apunta a estimular al lector a explorar este incipiente enfoque que seguramente traerá valiosos desarrollos. Aunque se presenta como un enfoque muy promisorio resta aún mucha práctica e investigación, por ejemplo, será importante precisar qué tipo de programa mejor se ajusta a qué tipo de deportistas. En las publicaciones hasta el momento se han empleado una variedad de programas de entrenamiento, desde una propuesta con formato de taller presencial de cuatro semanas de duración adaptado del original de MBSR hasta un artículo que simplemente daba a los participantes algunas grabaciones de las prácticas y un cronograma que debían seguir, con algunos recordatorios enviados por medios electrónicos (aunque ciertos beneficios se obtuvieron entre los participantes, este no parece un enfoque demasiado apropiado). Además, va a ser fundamental dilucidar cómo estos programas pueden ser integrados a los entrenamientos y competencias deportivas, así como demostrar qué otros beneficios puede traer (por ejemplo,  incluir otros aspectos de mindfulness como qué efectos tienen la compasión y la empatía en las dinámicas del equipo) y como se sostienen a largo plazo. Por último, resulta fundamental destacar que mindfulness es mucho más que una simple herramienta, a través de la práctica sostenida, se transforma en un enfoque filosófico que nos acompaña en cada vivencia.